Tomas Hobbes (1588-1679), El principal generador y exponente de la corriente contractualista.
La razón del surgimiento del Estado Moderno como un Contrato Social o acuerdo de voluntades[1],
Tomas Hobbes desarrolla una filosofía política axiológica, por lo que, le reconoce como iusnaturalistas por atender concepciones sobre derechos naturales propios de los seres humanos.
Contempla a la razón como el principio generador del universo, la cultura, la naturaleza, cuya interrelación se envuelven y conviven de manera equilibrada, justa, igualitaria y equitativa para la formación de la armonía social.
Este instinto de conservación, da origen a crear un pacto denominado Estado, que para Hobbes es una bestia llamada Leviatán, donde tiene el respaldo de toda la población para castigar, controlar, ejercer justicia, (hasta violentamente –era la edad media-) con toda la justificación porque todos estamos de acuerdo con el pacto.
Rousseau profundiza la reflexión de Hobbes considerando a la sociabilidad como el autor de la pérdida del estado natural de la libertad, ya que la sociabilidad forma de manera inercial el Estado Político y este debe organizarse por leyes y contratos[2], mismo que se validan por un acuerdo de voluntades.
Para Hobbes “El Estado es la suma de individuos”, “el Estado contiene y domina todo”[3]. Y la diferencia más grande entre los dos autores es que uno considera al pacto como social y el otro como una simple unión entre individuos.
Hobbes, sabe que el pacto, no nace con fines sociales, al contrario nace con fines individuales para que los hombres no se maten entre ellos, por la competencia natural que existe en nuestra especie responsabilizando al Estado para velar por la seguridad de los mismos.
Pero para poder aceptar este papel omnipotente del estado es necesario renunciar a un derecho natural de la humanidad, “el derecho a defenderse asimismo”, y sustentar un absolutismo.
Por lo cual, el elemento definitivo de evolución del Estado es la democratización de la sociedad, cuya participación elimina el absolutismo, por ello, el poder del Estado debe estar regulado por un poder legislativo, tomando encuentra derechos naturales, los cuales se centran en sujetos que son dueños de y titulares de estos mismos (Rousseau mencionaría que son irrenunciables).
Para Locke el derecho natural es anterior y superior –más importante- al derecho positivo (D. Positivo: plasmado en la constitución).
Locke deja claro, la defensa de la propiedad privada es el objetivo de la política, la cual la divide en tres: la vida, la libertad y los bienes.
La razón del surgimiento del Estado Moderno como un Contrato Social o acuerdo de voluntades[1],
Tomas Hobbes desarrolla una filosofía política axiológica, por lo que, le reconoce como iusnaturalistas por atender concepciones sobre derechos naturales propios de los seres humanos.
Contempla a la razón como el principio generador del universo, la cultura, la naturaleza, cuya interrelación se envuelven y conviven de manera equilibrada, justa, igualitaria y equitativa para la formación de la armonía social.
Este instinto de conservación, da origen a crear un pacto denominado Estado, que para Hobbes es una bestia llamada Leviatán, donde tiene el respaldo de toda la población para castigar, controlar, ejercer justicia, (hasta violentamente –era la edad media-) con toda la justificación porque todos estamos de acuerdo con el pacto.
Rousseau profundiza la reflexión de Hobbes considerando a la sociabilidad como el autor de la pérdida del estado natural de la libertad, ya que la sociabilidad forma de manera inercial el Estado Político y este debe organizarse por leyes y contratos[2], mismo que se validan por un acuerdo de voluntades.
Para Hobbes “El Estado es la suma de individuos”, “el Estado contiene y domina todo”[3]. Y la diferencia más grande entre los dos autores es que uno considera al pacto como social y el otro como una simple unión entre individuos.
Hobbes, sabe que el pacto, no nace con fines sociales, al contrario nace con fines individuales para que los hombres no se maten entre ellos, por la competencia natural que existe en nuestra especie responsabilizando al Estado para velar por la seguridad de los mismos.
Pero para poder aceptar este papel omnipotente del estado es necesario renunciar a un derecho natural de la humanidad, “el derecho a defenderse asimismo”, y sustentar un absolutismo.
Por lo cual, el elemento definitivo de evolución del Estado es la democratización de la sociedad, cuya participación elimina el absolutismo, por ello, el poder del Estado debe estar regulado por un poder legislativo, tomando encuentra derechos naturales, los cuales se centran en sujetos que son dueños de y titulares de estos mismos (Rousseau mencionaría que son irrenunciables).
Para Locke el derecho natural es anterior y superior –más importante- al derecho positivo (D. Positivo: plasmado en la constitución).
Locke deja claro, la defensa de la propiedad privada es el objetivo de la política, la cual la divide en tres: la vida, la libertad y los bienes.
[1] El termino se generalizó y
profundizó con Rousseau 100 años después, gracias a la obra contrato social, la
cual manejaba principios básicos de Hobbes.
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