MENSAJE DEL AUTOR
Tuve la oportunidad de conocer escritores, poetas, historiadores, cronistas, novelistas, artistas plásticos, pintores, investigadores, todos ellos, unidos por una pasión, se hacen llamar Altamiranistas.
Me invitaron a participar con una ponencia sobre el ilustre tixtleco, guerrerense, Ignacio Manuel Altamirano Basilio, debo aceptar que no soy un ferviente conocedor de tan honorable personaje del siglo XIX, sin embargo, destellos y bases generales son de mi dominio personal, por lo que, acepte con la misión de pulir los conocimientos y poder estar a la altura de mis anfitriones.
Compromiso nada fácil, aunque siempre fascinante, la historia, vida y obra invita no solo al conocimiento de literatura, milicia, política, oratoria, diplomacia e historia patria de nuestra república mexicana, en periodos importantísimos como lo fue la Plan de Ayutla contra la dictadura Santanista o la Republica Centralista, la Guerra de Reforma o separación de Iglesia y Esta
do, invasión francesa y el segundo imperio mexicano, también en ese periodo la Republica errante y claramente la republica restaurada, el paso de las armas a la pluma, es decir, abrir la instrucción pública y la cultura para todos. Es decir, en un periodo de poco más de 20 años donde el país vivió tiempos tan difíciles y determinantes que forjaron la fortaleza y personalidad de la República Mexicana, sin embargo, qué aportaciones tiene Altamirano, cuál es su legado, su trascendencia, su obra.
En pocas palabras sin Altamirano no entenderíamos el periodo histórico, su multifacética personalidad contribuye en gran medida a un sin número de aportaciones que no se limitan a una sola área de conocimiento y estudio, su legado trasciende por la articulación y congruencia del hombre con la patria, del hombre con los principios, del hombre con la mexicanidad.
Es decir, me involucre en la profundización de un tema con variedad de aristas y creo que mis pequeñas aportaciones, pueden ser repetitivas, modestas o simplemente intrascendentes, por lo que, más que compartir datos, detalles o alguna que otra anécdota desconocida, deseo trasmitir en este humilde texto la pasión y motivación de continuar con el estudio de una de las personalidades más grandes de todos los tiempos de la historia mexicana.
Agradezco a los compañeros José Flores Cruz, Ernesto Pastenes, Juan Sánchez Andraca, quienes sin dudar confían en un servidor como un digno representante de los Altamiranistas y externar palabras que honren, conmemoren e ilustren a las nuevas generaciones para continuar sembrando el legado del Maestro Ignacio Manuel Altamirano.
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