De manera general la Evaluación Formativa (EF) es un
proceso continuo y sistemático en esencia, que se utiliza para guiar los
aprendizajes mediante la recopilación de información de manera constante, para
proporcionar retroalimentación constructiva y ajustar las estrategias de
enseñanza para mejorar su rendimiento académico (Black, P. & William, D.
2009), sin embargo, en el marco de la Nueva Escuela Mexicana (NEM), se
interpreta también como una herramienta fundamental para acompañar y orientar
el proceso de enseñanza-aprendizajes, ya
que se centra en la retroalimentación constante, ajustando las áreas de mejora
y las estrategias de enseñanza (SEP. 2019).
Ahora bien para llevarla acabo en los salones de clase es
necesaria la recopilación continua de información de los estudiantes en sus
producciones y manifestaciones de aprendizaje en todas las modalidades, es
decir, en conocimientos, conceptuales, procedimentales y actitudinales, por
ejemplo mediante observaciones directas, generación y respuesta de preguntas
abiertas orales y escritas, organización de encuentros de discusión de ideas
como debates, mesas redondas o exposiciones, revisión de proyectos que señalan
los Libros de Texto Gratuito (LTG), tareas específicas para trabajo en casa,
museos, visitas o excursiones escolares etc. Al finalizar lo que se busca es
que el alumno valore su autoevaluación y realice la coevaluación con sus pares,
de manera analítica y critica sobre su desempeño.
Cabe destacar que es un procedimiento largo, tal vez
tedioso en la cuestión administrativa y carga de trabajo por el numero de
alumnos o por la cantidad de actividades de realización en el aula como la
elaboración de materiales de trabajo, la disciplina escolar, planeación escolar
los lineamientos y normativas, a la que está sujeto el servidor publico en este
caso el maestro, pero los frutos del trabajo se reflejan en una mejor y más
clara visión de los avances de los aprendizajes de los alumnos.
Recordar que el objetivo es fomentar un ambiente de
retroalimentación constante donde tanto los alumnos como los maestros
participen activamente en el proceso de enseñanza-aprendizaje (Heritage, M.
2010).
También es importante señalar que para (González, A.
& Álvarez, C. 2018), en su estudio de “La evaluación formativa en el aula:
una herramienta para el aprendizaje. En revista Iberoamericana de Evaluación
Educativa”, señala que lo relevante de este tipo de evaluación es el rol del
alumno, el cual se convierte en un agente activo que valora constantemente su
aprendizaje, esto es coadyuvado gracias al trabajo colaborativo y a la
construcción conjunta de criterios de evaluación, la cual se puede desarrollar
en primaria alta con mayor facilidad.
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