sábado, 25 de enero de 2025

Próximo libro: Leyendas inventadas (-de mi-) Tixtla

 LA LAGUNA

Para los Tixtlecos conocida como el espejo de los Dioses, pero también nombrada de otras maneras, como laguna negra, laguna de Tixtla, laguna pequeña,  pero pocos se saben el origen místico de su creación, mitos extraños que solo los antepasados podían comprender, algunos dicen que sus aguas dan vida, alimentan los magueyes para un mezcal especial, otros dicen que es un elixir de valentía para quienes se bañan en sus aguas, puesto que brota en él una vocación de cultura y patriotismo, y de los más actuales, dicen que es un vértice de comunicación entre tiempos.

 Les contaré una de esas leyendas una que rompe esos momentos de calma y poco conocida.

 En aquellos tiempos de la creación, Quetzalcóatl buscaba un lugar lleno de tranquilidad a donde bañar a su hijo Huémac, quien lloraba por el agua fría y berreaba si estaba caliente, por lo que, necesitaba un temple muy especial, así que vago por muchos territorios desde las Ciénegas del actual Estado de Coahuila, hasta las lagunas azules del hoy Estado de Chiapas, pero no daba su visto bueno, no estaba satisfecho puesto que Huémac lloraba.

 Por lo que, en uno de sus recorridos por la Sierra Madre del Sur, escogió un valle, un cajetito escondido en el centro del actual Estado de Guerrero, ahí la calma y tranquilidad era la principal característica del lugar, es decir, ahí, podía disfrutar de un baño especial, en esté hermoso lugar se gozaba de un clima especial, un clima agradable, estaba perfecto para un buen baño pues el agua siempre mantenía una temperatura tolerable, no muy fría, no muy caliente, con la novedad que la laguna era un lugar bello, rodeada de una muralla natural en un costado y en el otro una rivera de árboles, que permitían a las aves, insectos y pequeños mamíferos merodear por todo esos espacios.




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