Retomando el texto del número anterior, nos situamos en la última década
del siglo XX, e iniciamos en el ámbito internacional el cual se celebró del 5
al 9 de marzo de 1990, en el Congreso Mundial de Educación para Todos (CMET) en
Jomtien, Tailandia organizado por la UNESCO, UNICEF, BM y el Programa de las
Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), la cual se enfocaba en la
universalidad del derecho al acceso y permanencia a la educación básica, en ese
momento (1990), la República Mexicana tenía aproximadamente 20 millones de
estudiantes de 6 a 15 años (primaria y secundaria), de los cuales representaban
el 90% de la población total atendida, por lo que, el oportuno compromiso
internacional del CMET para los países asistentes, coadyuvó de manera ética a
reforzar acciones para lograr la atención de toda la población estudiantil y a
la vez reducir el analfabetismo de 12.4% al 4.7% (INEGI; 2020).
El 12 de noviembre de 2002 se realizó otra modificación al artículo 3º: señalando
la adición de la educación preescolar como parte del sistema de educación
básica obligatorio y en ese mismo año con el sexenio del Lic. Vicente Fox
Quezada se crea el 8 de agosto el Instituto Nacional para la Evaluación de la
Educación (INEE) con la fundamentación de ser un organismo descentralizado con
la misión de evaluar la calidad, el desempeño y los resultados
del Sistema Educativo Nacional en México. (INEE; 2002)., En palabras del Dr.
Fernando Mejía Botero, la creación era “para” y no “de” evaluación, la
diferencia radica en la función primordial del INEE, el cual debía proveer la
información, “para que” se crearán los instrumentos de evaluación mediante
otras instancias independientes, (Mejía Botero, 2016, 21:15), es decir, ajenas
al mismo Instituto, ya sea que se hicieran por investigadores, por
universidades, asociaciones civiles, normales y/o los propios maestros.
Este proceso es un parteaguas para la modernización del SEN, un
rompimiento de paradigma de más de 80 años de creación de la SEP, ya que se
pretende evaluar, interpretar y corregir los errores del mismo sistema de
manera más científica, razonada y basada en metodologías cuantitativas y cualitativas,
un proceso que culminaría hasta la reforma de 2013, es decir, una década
después con una vasta experiencia en medición de aprendizajes con varios
ejercicios evaluativos, nacionales, internacionales, mediciones a maestros en
ingreso laboral al servicio educativo y de valoración como la evaluación
universal del 2011.
Para el 10 de junio de 2011, se culminan 3 reformas curriculares
educativas no constitucionales, pero sí de gran envergadura por su
significancia en la articulación del Sistema de Educación Básica, es decir para
preescolar (2004), secundaria (2006), y primaria (2009), en la articulación de
sus contenidos, creación de perfiles de egreso por nivel y perfil de egreso de
nivel básico, en materiales y programas, en evaluación y transversalidad de
aprendizajes esperado. Todo este proceso se denominó Reforma Integral de
Educación Básica (RIEB). Se crean nuevas conceptualizaciones, capacitación y
profesionalización docente, se empieza con una legislación mucho más apegada a
derechos humanos, protocolos de actuación para prevenir, atender y solventar la
vulnerabilidad en violencias escolares y elementos externos en contingencias
ambientales o fenómenos meteorológicos, es decir, es un brinco administrativo y
pedagógico en la modernización de la vida escolar. Se rescata lo siguiente del
Diario Oficial de la Federación (DOF): Durante la primera década del
milenio, la equidad, la inclusión mediante el respeto a los derechos humanos
como aspecto que debe fomentar la educación (DOF, 10/junio/2011).
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