Entender el pasado, para actuar en el presente y
no repetir los errores en el futuro
Una frase trillada pero que condensa la verdadera
esencia del estudio de la asignatura, cabe aclarar que adentro de esta afirmación
cabe la naturalidad humana de conocer su origen, su verdad primera y por
supuesto su legado.
Asimismo, entender los aspectos históricos de un
acontecimiento es necesario clasificarlos en dimensiones de la realidad, los
cuales son económico, social, político y cultural[1], tomando en cuenta que el
estudio de la historia es un proceso de comprensión y análisis para la
formación de una conciencia histórica[2], cuya finalidad es contribuir
a la civilidad de la sociedad y de los individuos.
La
historia debe contener una parcialidad neutral en el carácter de presentar la “verdad”
de sus investigaciones no obstante puede tener una postura que corroboren la “verdad”
o discrepen de ella, estas posturas que rara vez se pueden pronunciar
públicamente por miedo a perder credibilidad de ciertos sectores de la
sociedad.
Por
ejemplo: Enrique Krause[3] considerado como escritor
de índole conservadora o Eduardo de Rio, RIUS[4], activista político de la
izquierda progresiva.
El carácter
neutral lleva inmerso el aspecto científico, el cual debe enriquecer la
formación de un criterio personal a través de la comprensión y análisis de
sucesos derivativos históricos, por ejemplo, el papel de Antonio López de Santa
Anna de 1829 al 1833 o Porfirio Díaz en 1876 al 1888, a uno más cercano Salinas
de Gortari de 1988-1994.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario